En el nombre de Carlos Marx, Federico Engels y Fidel Castro… Esta hereje trinidad pareciera un sacrilegio a los fundamentos de la fe. Confieso, desde mi humilde posición terrenal, que profeso mi creencia en Dios, pero dudo de la naturaleza oportunista que, en ocasiones brota del ser humano. Son incontables las palabras, acciones o inactividad del papa Francisco, que dan un giro abrupto de complacencia hacia las dictaduras y los caudillos. Se arma de cánticos de izquierda y se olvida ponerse del lado de los necesitados para aliarse con las fuerzas jerárquicas del poder totalitario.
Francisco que aceptó ser parte de la burla de Evo Morales cuando rasgó el contenido semántico de la crucifixión al obsequiarle una escultura donde la fusionaba con los símbolos del comunismo. Valga recordar que es el sistema con más muertes documentadas, muy por encima del holocausto (Se contabilizan alrededor de los 150 millones). No asombraba que el aprendiz del castrismo boliviano se mofara de la iglesia, no obstante el papa la aceptó como reliquia y óigame, “tanta culpa tiene el que mata la vaca como el que le aguanta la pata”
En el 2013, Jonathan Freedland en el artículo denominado “Why even atheists should be praying for Pope Francis” (¿Por qué incluso los ateos deberían rezar por el Papa Francisco?) para el Diario británico The Guardian, sostuvo que el pontífice “podría reemplazar a Obama como el modelo fotográfico sobre cada pared progresista e izquierdista”. En 2016 Wall Street Journal vio a luz otra publicación bajo el título ¿Cómo el Papa Francisco se convirtió en el líder de la izquierda global”
Entrevistado por su colaborador cercano Antonio Spadaro SJ, Francisco confesó: “Jamás he sido de derechas.”
Un trabajo investigativo de Daniel Iglesias Grèzes para infocatólica subraya que “en 2010, en otra entrevista, Jorge Mario Bergoglio reconoció haber sentido atracción por el comunismo en su adolescencia. “Tuve una jefa extraordinaria, Esther Balestrino de Careaga, una paraguaya simpatizante del comunismo… Me enseñaba la seriedad del trabajo. Realmente, le debo mucho a esa gran mujer. Mi cabeza no estaba puesta sólo en las cuestiones religiosas, porque también tenía inquietudes políticas, aunque no pasaban del plano intelectual. Leía Nuestra Palabra y Propósitos, una publicación del partido comunista y me encantaban todos los artículos de uno de sus conspicuos miembros y recordado hombre del mundo de la cultura, Leónidas Barletta, que me ayudaron en mi formación política”.
Iglesias Grèzes hace enfásis en que “siendo ya Papa, Francisco organizó cuatro Encuentros Mundiales de Movimientos Populares, en los que participaron sobre todo movimientos de izquierda. El Papa participó personalmente de los tres primeros, que tuvieron lugar en Roma (2014), en Santa Cruz de la Sierra (2015) y de nuevo en Roma (2016). El cuarto tuvo lugar sin él en Modesto, California (2017). Dos de las principales figuras en las que Francisco se apoyó para organizar esos encuentros son marxistas: el argentino Juan Grabois y el brasileño Joao Pedro Stédile”.
Francisco admitió vínculos con el régimen comunista de La Habana: “Lo confieso, con Raúl Castro tengo una relación humana” -dijo. Quizás basado en esa atracción se hace el de la vista gorda frente a la opresión y el atropello del castrismo contra las mismas personas que el papa debería defender.
Por si fuera poco, Bergoglio llegó a proclamar que “Cuba es un símbolo, Cuba tiene una historia grande” ¿Vivirá este papa en el mismo planeta que yo? Estas declaraciones fueron hechas al cumplirse un año de las históricas protestas de 11 y 12 de Julio que detonaron el lado más cruel de la dictadura.
Le abrió las puertas de Vaticano al sucesor designado Miguel Díaz Canel, responsable de activar a las brigadas de respuesta rápida, fuerza policial y ejército para masacrar a manifestantes. Luego de una reunión con el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado, con quien conversó sobre “la importancia de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y Cuba” entre otros asuntos, el gobernante cubano tuvo su encuentro con el mandamás católico. En la plaza de San Pedro del Vaticano, se concentraron una decena de opositores de cubanos libres ondeando banderas y pancartas que pedían “Respeto a los derechos humanos en Cuba”, “Patria y vida” y “Cuba es una dictadura”.
El cardenal Beniamino Stella, que estuvo en La Habana enviado exigió la liberación de los presos políticos. “Es importante también que los jóvenes, que han manifestado su pensamiento y lo han hecho de la forma que sabemos, puedan regresar a sus casas”. No obstante, Díaz Canel, sus compinches y la policía política continúan actuando con total impunidad y el Papa Francisco… bien ¿y usted? Es necesario recordarle al pontífice que el saldo de las protestas fueron un muerto, decenas de heridos y unos 1.300 detenidos, según la ONG Cubalex. Unas 773 personas están aún tras las rejas. Al menos 490 recibieron sentencias, algunas de hasta 25 años de prisión, esto según cifras oficiales aunque activistas y organizaciones manejan datos superiores.
Desde su elección en 2013, el Papa Francisco ha sido que comulga con posturas muy cercanas a la ideología de izquierda. Uno de los aspectos que más ha contribuido a esta percepción es la crítica del Papa Francisco al capitalismo. En su exhortación apostólica Evangelii Gaudium (2013), condenó “una economía que mata” y criticó el individualismo exacerbado. Posteriormente, en su encíclica Laudato Si’ (2015), abordó el impacto del sistema económico en la crisis ecológica, señalando que el consumismo y la explotación de los recursos naturales han causado un daño irreparable al planeta, lo que resuena con posturas progresistas.
Francisco ha abogado por una redistribución más equitativa de la riqueza asido al discurso desmotivador y deshumanizante del comunismo. El Papa ha mantenido encuentros con líderes políticos asociados a la izquierda, como Evo Morales, Lula da Silva y Alberto Fernández. También ha mostrado simpatía hacia movimientos populares que luchan por los derechos de los trabajadores y de los inmigrantes.
Los sectores más conservadores dentro de la Iglesia y la política han criticado su discurso, acusándolo de promover una agenda cercana al socialismo o de alejarse de las tradiciones del catolicismo. Algunos han señalado que su énfasis en la redistribución de la riqueza y su crítica al neoliberalismo pueden ser interpretados como una forma de populismo económico.
Qué Dios me perdone, los lectores también, pero la duda me asalta e invade ¿Duerme Francisco con una biblia bajo la almohada o con un ejemplar de El Capital o El Manifiesto Comunista?