En un admirable ejercicio de prioridades, el gobernador de California, Gavin Newsom, ha reservado 50 millones de dólares del presupuesto estatal para “luchar contra Trump”. Sin embargo, con la misma naturalidad, ha solicitado 40.000 millones de dólares a la Administración federal para la reconstrucción de las zonas devastadas por los incendios en Los Ángeles. Una ecuación perfecta: primero se combate al enemigo con los fondos propios y luego se le pide ayuda.
Durante la presentación de una nueva web con la que el gobierno estatal promete “rendir cuentas” sobre el gasto en la crisis de personas sin hogar, un periodista osó preguntar por esta particular distribución de fondos. La respuesta de Newsom fue una obra maestra de la evasión y el ataque: en lugar de responder, acusó al reportero de haber formulado mal la pregunta. En política, la mejor defensa es un buen ataque, y Newsom lo sabe.
25 millones aquí, 25 millones allá…
Por supuesto, Newsom no aceptó la versión de que los 50 millones de dólares son para “frenar a Trump”. Aclaró que la cifra en realidad se divide en dos partidas independientes de 25 millones cada una. La primera, para litigar contra el Gobierno Federal en previsión de las inevitables disputas que surgirán con la nueva administración republicana. Después de todo, California ya tuvo suficiente práctica demandando a Trump en su primer mandato, así que, ¿por qué no anticiparse?
Como ejemplo de la premonición californiana, Newsom mencionó la reciente auditoría anunciada por el secretario de Transporte sobre el tren de alta velocidad, ese gran pozo sin fondo que ha consumido miles de millones de dólares en fondos estatales y federales. Mejor estar preparados, porque, al parecer, defender proyectos cuestionables también es una prioridad presupuestaria.
El otro detalle de 25 millones: proteger a los “vulnerables”
La otra mitad de los fondos se destinará a la defensa de inmigrantes ilegales en California, una asignación que, según Newsom, “no tiene nada que ver con Trump”. Se trata, dice el gobernador, de “proteger los derechos de las personas”. Curiosamente, la necesidad de esta protección se hace imperiosa justo cuando Trump vuelve al poder y cuando el presupuesto estatal enfrenta un déficit significativo. Pura coincidencia.
Estos segundos 25 millones se utilizarán para financiar organizaciones sin ánimo de lucro y otros grupos que ayudan a los indocumentados a “manejar sus ansiedades y temores”. Porque en tiempos de crisis económica, lo verdaderamente urgente es garantizar el bienestar emocional de quienes, según la ley, ni siquiera deberían estar en el país.
Así, mientras California se ahoga en un déficit presupuestario, Newsom demuestra que siempre hay dinero para lo que realmente importa: litigios políticos y ayuda selectiva. Y si en algún momento faltan fondos, siempre queda la opción de extender la mano a Washington. Ironías del federalismo.