Washington, D.C. — El expresidente Donald Trump afirmó este martes que aún no ha decidido a quién respaldará como candidato presidencial del Partido Republicano para el ciclo electoral de 2028, pero sus elogios al vicepresidente J.D. Vance dejaron entrever que, de momento, el senador de Ohio convertido en segundo al mando es el favorito para liderar el futuro del movimiento MAGA.
“Está haciendo un gran trabajo”, dijo Trump en referencia a Vance durante una conferencia con periodistas. “En mi opinión, sería el favorito en este momento”. Aunque no ofreció un respaldo oficial, Trump indicó que apoyar a Vance sería “lo más probable, con toda justicia”, lo que para muchos analistas equivale a una bendición tácita dentro del partido.
La figura de Vance ha ido ganando fuerza desde su nombramiento como vicepresidente, destacándose por su férreo apoyo a la agenda de Trump y su presencia cada vez más constante en los medios y actos partidistas. Exautor del best seller Hillbilly Elegy, Vance representa una versión más joven, articulada y combativa del populismo conservador que define al actual Partido Republicano.
Trump también mencionó al secretario de Estado Marco Rubio como otro posible nombre con peso dentro de una eventual fórmula republicana. Rubio, que fue su rival en las primarias de 2016, se ha convertido en un aliado estratégico del mandatario, particularmente en temas de política exterior. Su inclusión en la conversación sugiere un interés por consolidar un frente republicano unificado con figuras que, aunque en el pasado se enfrentaron a Trump, hoy orbitan fielmente en su esfera de influencia.
El expresidente dejó abierta la posibilidad de considerar a otros miembros de su gabinete como posibles líderes del movimiento “Make America Great Again” en el futuro, sin ofrecer detalles específicos ni comprometer su respaldo. “Hay mucho talento en nuestro equipo”, aseguró.
Al ser consultado sobre la posibilidad de buscar un tercer mandato presidencial, una idea que ha flotado entre sus seguidores y que él mismo ha insinuado en tono jocoso en ocasiones anteriores, Trump fue más categórico: “Probablemente no”, respondió, reconociendo la restricción constitucional que impide un tercer mandato.
Sin embargo, sus palabras —mezcla de apoyo implícito y ambigüedad estratégica— dejan claro que el expresidente aún conserva el poder de moldear el rumbo del Partido Republicano y de decidir, en última instancia, quién tomará la batuta del movimiento que transformó el panorama político estadounidense desde 2016.
¿Será J.D. Vance el heredero de la era Trump? Aunque la decisión aún no está tomada, todo parece indicar que el vicepresidente se ha ganado un lugar privilegiado en la lista de aspirantes a encabezar la próxima era del trumpismo.