Las recientes negociaciones entre Estados Unidos y Rusia en Arabia Saudita provocaron reacciones mixtas a nivel internacional. En la reunión de alto nivel, las dos superpotencias acordaron designar equipos de trabajo para encontrar una vía diplomática que ponga fin al conflicto en Ucrania. Sin embargo, la ausencia de representantes de Kiev y de la Unión Europea ha desatado críticas sobre la legitimidad y transparencia del proceso.
Un proceso sin Ucrania
El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, expresó su descontento con la reunión en Riad, señalando que “una vez más, se discute sobre Ucrania sin la participación de Ucrania”. Esta preocupación es compartida por varios líderes europeos, quienes insisten en que cualquier solución al conflicto debe contar con el consentimiento de Kiev. Pese a ello, Washington y Moscú han acordado establecer un mecanismo de consulta para sentar las bases de futuras negociaciones.
Uno de los puntos clave del debate es la seguridad en Europa. Rusia ha reiterado su demanda de una reorganización de los acuerdos de defensa en el continente, incluyendo la retirada de tropas de la OTAN de Europa del Este, una petición que Occidente ha rechazado en el pasado. El Kremlin subrayó que una solución duradera requerirá abordar “de manera integral” la seguridad en la región.
Asimismo, el presidente Vladimir Putin manifestó su disposición para negociar directamente con Zelenski “si es necesario”, pero ha dejado claro que la adhesión de Ucrania a la OTAN sigue siendo inaceptable para Moscú. En contraste, Rusia ha reconocido “el derecho” de Ucrania a integrarse en la Unión Europea, lo que podría representar una apertura en las negociaciones.
El papel de Europa en la crisis
Mientras Washington y Moscú inician este proceso, los líderes europeos buscan una posición más activa. Emmanuel Macron organizó una cumbre en París para definir una postura común sobre la seguridad en Europa y reafirmar el compromiso con una paz “justa” en Ucrania. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, enfatizó la importancia de la colaboración con Estados Unidos en este esfuerzo.
Por su parte, el enviado especial de Donald Trump para Ucrania, Keith Kellogg, aseguró que Estados Unidos no impondría ningún acuerdo a Kiev. Sin embargo, la desconfianza persiste en el gobierno ucraniano, que insiste en que ninguna decisión puede tomarse sin su participación directa.
Las negociaciones entre Estados Unidos y Rusia marcan el inicio de un complejo proceso diplomático que podría influir en el futuro de Ucrania y la seguridad en Europa. Sin embargo, la exclusión de Kiev de las discusiones iniciales y las demandas contradictorias de las partes sugieren que el camino hacia la paz será largo y lleno de obstáculos. A medida que avanzan las conversaciones, la comunidad internacional estará atenta a cómo se desarrolla este proceso y cuáles serán sus implicaciones para la estabilidad global.