La televisión estatal cubana ha anunciado el próximo estreno de “Ruso por televisión”, un programa educativo que buscará enseñar el idioma a los televidentes de la isla. La iniciativa retoma una práctica que se remonta a finales de los años 70, cuando la relación entre Cuba y la Unión Soviética era particularmente estrecha.
Elizaveta Golovaja, profesora del Instituto Estatal de Lengua Rusa A.S. Pushkin, confirmó que todas las lecciones ya han sido grabadas y se encuentran listas para su emisión. “En un futuro próximo nos deben decir cuándo comenzarán a mostrarlas”, explicó en declaraciones difundidas por la Embajada de Rusia en Cuba. Según la docente, existe un gran interés en la iniciativa, ya que “no todo el mundo puede aprender ruso en Internet” en la isla. Sin embargo, omitió que el acceso a la red está severamente restringido por el gobierno de Miguel Díaz-Canel y que el alto costo del servicio lo hace inaccesible para gran parte de la población.
A los problemas de conectividad se suma la crisis energética que golpea a Cuba desde hace meses. Los frecuentes apagones han afectado la vida cotidiana de más de 10 millones de cubanos, con tres cortes de electricidad a nivel nacional en el último trimestre. Esta situación ha obligado a suspender actividades laborales y educativas “no imprescindibles”, lo que podría dificultar la difusión del programa en ciertas regiones.
El lanzamiento de “Ruso por televisión” es una muestra más del reacercamiento entre La Habana y Moscú, una relación que se debilitó tras la caída de la Unión Soviética. Más allá de las actividades culturales, esta cooperación se extiende a ámbitos económicos, propagandísticos y militares, con un respaldo mutuo en organismos internacionales. Para algunos analistas, este vínculo ha sido descrito como “una relación de amor”, según la Asociación Española Cuba en Transición.
Con esta nueva iniciativa educativa, Cuba revive parte de su pasado soviético en un contexto marcado por crisis internas y el afianzamiento de lazos con su antiguo aliado. Hablar ruso serviría para lamer la bota de Putin mientras el gobierno busca desesperadamente acercarse más al Kremlin para “parasitear” acorde a su comportamiento histórico.