El cambio de discurso de Trump respecto a Zelenski no es un fenómeno aislado, sino que se enmarca en su estilo político, caracterizado por la pragmática adaptación de sus posturas a las circunstancias del momento. En 2022, elogiar al presidente ucraniano le permitía alinearse con el sentir mayoritario en Occidente, que veía a Ucrania como un bastión de resistencia ante la agresión rusa. Sin embargo, en 2025, con un electorado republicano cada vez más escéptico sobre la ayuda a Ucrania y con su regreso a la Casa Blanca en el horizonte, Trump parece haber recalibrado su mensaje para sintonizar con las preocupaciones de su base política.
Más allá del terreno electoral, su cambio de postura podría responder a un realineamiento geopolítico. Trump ha manifestado reiteradamente su desdén por las alianzas tradicionales y su preferencia por acuerdos bilaterales que prioricen los intereses económicos de Estados Unidos. En este contexto, la deslegitimación de Zelenski podría servir para justificar una reducción drástica del apoyo a Ucrania, lo que, a su vez, beneficiaría a Rusia y enviaría un mensaje a los aliados europeos sobre la necesidad de asumir un mayor protagonismo en la seguridad del continente.
Otro factor clave en este cambio de discurso es la influencia de sectores republicanos que abogan por una política exterior menos intervencionista. En los últimos años, voces conservadoras han cuestionado la conveniencia de seguir enviando miles de millones de dólares en ayuda militar y financiera a Kiev, argumentando que esos recursos deberían priorizarse en problemas internos de Estados Unidos, como la crisis migratoria en la frontera con México. En este contexto, calificar a Zelenski de “dictador” no solo refuerza la narrativa de que Ucrania no merece un apoyo incondicional, sino que también crea una justificación política para cortar o condicionar la asistencia.
Por último, la nueva postura de Trump respecto a Zelenski también podría estar vinculada a posibles negociaciones futuras con Moscú. Durante su primer mandato, el expresidente mostró interés en mejorar las relaciones con Vladimir Putin, y su retórica actual podría interpretarse como una señal de apertura a un diálogo que incluya concesiones en el conflicto ucraniano. Si bien esto generaría tensiones con el establishment de Washington y con la OTAN, encajaría con la visión transaccional de Trump sobre la diplomacia, en la que los valores democráticos pueden pasar a un segundo plano si con ello se obtienen beneficios estratégicos o económicos para Estados Unidos.
El Peso del Primer Impeachment
Durante su primer mandato, Trump estrechó relaciones con Ucrania mediante acuerdos comerciales y militares, incluyendo la venta de carbón y locomotoras de Pensilvania. Sin embargo, la relación se vio empañada con la llamada telefónica que llevó al primer impeachment del republicano.
En esa conversación, Trump solicitó a Zelenski que investigara a Joe Biden y a su hijo Hunter por presuntas irregularidades en sus negocios en el extranjero. Aunque Trump argumentó que se trataba de un “favor”, los demócratas lo consideraron un quid pro quo que condicionaba la ayuda militar estadounidense a Ucrania.
A pesar de la controversia, las transcripciones de la llamada muestran una relación inicial amistosa. Zelenski expresó su admiración por Trump y su interés en seguir su ejemplo de “drenar el pantano”. Sin embargo, tras el escándalo, el líder ucraniano intentó mantenerse neutral y evitar tomar partido en el impeachment.
El Acercamiento de Zelenski a los Demócratas
En las elecciones presidenciales pasadas, Zelenski fue acusado por republicanos de favorecer a los demócratas. Trump, por su parte, prometió poner fin a la guerra en 24 horas si era elegido, a lo que Zelenski respondió en una entrevista que dudaba de la capacidad del republicano para cumplir esa promesa.
La tensión aumentó cuando Zelenski calificó al vicepresidente republicano JD Vance como “demasiado radical” y participó en actos con Kamala Harris en Pensilvania, lo que llevó a una investigación del Congreso contra el mandatario ucraniano.
A pesar de los enfrentamientos, Trump y Zelenski mantuvieron una reunión en Nueva York tras la cual ofrecieron declaraciones conjuntas. Sin embargo, el exmandatario acusó a Zelenski de hacer “pequeñas críticas desagradables” en su contra.
La Influencia de la Desinformación
Zelenski ha argumentado que Trump está influenciado por una “burbuja de desinformación” promovida por Rusia y ciertos sectores conservadores en EE.UU. Señala al presentador Tucker Carlson y a figuras del gabinete de Trump como Tulsi Gabbard y Robert F. Kennedy Jr. como ejemplos de esta inclinación prorrusa.
El viaje de Carlson a Moscú y su cobertura favorable a Rusia han sido utilizados como prueba de un giro en la narrativa de los conservadores hacia Ucrania. La cercanía de Trump con Putin también ha sido motivo de crítica, reforzando su desconfianza hacia Zelenski.
El Conflicto se Agrava en Riad
Una cumbre entre funcionarios de EE.UU. y Rusia en Arabia Saudita, a la que no fue invitado Ucrania, intensificó la disputa. Zelenski criticó el encuentro y lo calificó como una reunión “a espaldas” de su país. La respuesta de Trump no se hizo esperar, llamándolo “dictador” y acusándolo de desperdiciar miles de millones de dólares en ayuda estadounidense.
Pese a las críticas, Zelenski intentó minimizar la situación, declarando que “desde luego, no describiría las palabras de Trump como un cumplido” y negando rotundamente ser un dictador.
El futuro de la relación entre ambos líderes sigue siendo incierto. Mientras Trump busca redefinir su política exterior, Zelenski enfrenta el desafío de mantener el respaldo de EE.UU. en su lucha contra Rusia. Lo que es seguro es que la relación entre ambos ha evolucionado de la admiración mutua al enfrentamiento abierto, reflejando la complejidad del escenario político internacional actual.