El presidente Donald Trump, junto al secretario de Estado Marco Rubio, emprendió una profunda reestructuración del Consejo de Seguridad Nacional (NSC), que implicará reducir a casi la mitad su personal y trasladar funciones clave a los departamentos de Estado y Defensa. Esta reforma, confirmada por altos funcionarios de la Casa Blanca, tiene como objetivo transformar el NSC de un organismo ejecutor a un cuerpo asesor, eliminando lo que consideran ineficiencias y estructuras burocráticas redundantes.
De acuerdo con las declaraciones oficiales, la reestructuración responde a la convicción del equipo de Trump de que el NSC había sido cooptado por lo que llaman el “Estado profundo”: una red de burócratas de carrera que, según la Administración, han obstaculizado la implementación de su agenda política. “Estamos desmantelando el Estado profundo”, señaló uno de los involucrados en el rediseño. La reducción afectará a unos 175 de los actuales 350 miembros del NSC, quienes no serán despedidos, sino reubicados en otras agencias gubernamentales.
El rediseño, impulsado por Rubio, busca restaurar el propósito original del NSC como un órgano asesor que colabore con las agencias gubernamentales, eliminando los comités superpuestos y las capas de toma de decisiones que, según la Casa Blanca, han ralentizado la implementación de políticas clave. “El NSC estará ahora mejor posicionado para colaborar con las agencias”, aseguró Rubio en un comunicado distribuido por Axios. La reestructuración también pretende eliminar el enfoque “de abajo hacia arriba” que caracterizaba al organismo, sustituyéndolo por un modelo centralizado y más eficiente.
Los críticos del plan, en cambio, argumentan que el sistema tradicional del NSC, con múltiples niveles jerárquicos, favorece un debate enriquecido y un análisis exhaustivo de las decisiones políticas. No obstante, el equipo de Trump considera que esta estructura solo es necesaria cuando existe un gabinete dividido, algo que, afirman, no ocurre en su Administración. “Todos se conocen y se caen bien, y saben que están ahí para ejecutar la voluntad del presidente”, declaró un alto funcionario, citando como ejemplo la rapidez con la que se implementó la orden de Trump para levantar sanciones a Siria, pese a las objeciones del Departamento de Justicia.
La reestructuración deja a Marco Rubio al frente del NSC como asesor interino, sin una fecha límite definida. Fuentes cercanas aseguran que Trump confía plenamente en su capacidad para dirigir el organismo sin interferencias burocráticas. A su lado estarán Andy Barker y Robert Gabriel, quienes asumirán funciones como asesores adjuntos de seguridad nacional, consolidando un círculo de confianza en torno al presidente.
Con esta reforma, la Casa Blanca espera acelerar la implementación de las prioridades de Trump en materia de seguridad nacional, al tiempo que reduce la influencia de actores considerados hostiles a sus objetivos. La medida también envía un mensaje contundente sobre la disposición del presidente a transformar estructuras de poder tradicionales para adaptarlas a su visión política. Si bien el impacto a largo plazo aún es incierto, la decisión marca un cambio radical en la forma en que se gestiona la seguridad nacional en Estados Unidos.