En medio de las tensas negociaciones para poner fin a la guerra entre Rusia y Ucrania, el expresidente Donald Trump no dudó en condenar con dureza los recientes bombardeos rusos sobre ciudades ucranianas. Los ataques, que dejaron al menos doce fallecidos y múltiples heridos, impactaron a una treintena de ciudades y pueblos ucranianos durante la noche del sábado 24 de mayo. La brutalidad de los hechos sacudió no solo a las víctimas, sino también a la comunidad internacional y a Trump, quien se mostró visiblemente molesto por la escalada de violencia en plena mesa de diálogo.
“Algo le pasó a este tipo, y no me gusta”, expresó Trump refiriéndose a Vladimir Putin en una conferencia de prensa desde Nueva Jersey. El líder republicano no ocultó su sorpresa y frustración ante los ataques, criticando el lanzamiento de cohetes contra Kiev y otras ciudades ucranianas mientras las partes intentan alcanzar un alto el fuego. “¡No estoy contento con lo que está haciendo Putin! Está matando a mucha gente”, enfatizó ante los periodistas presentes en The Garden State, recordando que lo conoce desde hace años y nunca había visto un comportamiento tan extremo.
Volodimir Zelenski, presidente de Ucrania, también hizo eco de la situación a través de su cuenta de X, advirtiendo que la única forma de frenar la violencia es mediante “una presión verdaderamente fuerte sobre los dirigentes rusos”. Subrayó que, aunque la guerra puede detenerse, solo será posible si el mundo ejerce suficiente presión para forzar un cambio de actitud en el Kremlin.
Mientras tanto, Trump confirmó que había mantenido una conversación telefónica con Putin el pasado lunes, en la que intentó negociar un alto el fuego de 30 días. Sin embargo, la respuesta rusa no fue la esperada y, según fuentes cercanas, generó frustración en la Casa Blanca. La negativa de Moscú a ceder ante la presión internacional pone en evidencia la complejidad del conflicto y la dificultad de alcanzar una solución pacífica a corto plazo.
El líder republicano, conocido por su estilo directo, dejó en claro que aunque ha tenido buena relación con Putin en el pasado, los recientes ataques lo distancian radicalmente. “Estamos en medio de una conversación y él está disparando cohetes en Kiev y otras ciudades. No me gusta nada. ¿DE ACUERDO?”, declaró enérgico. Para Trump, la agresión rusa no es solo inaceptable, sino un obstáculo directo para avanzar hacia una paz duradera.
El ataque del 24 de mayo, que coincidió con las negociaciones, fue uno de los más intensos desde el inicio del conflicto en febrero de 2022. Según fuentes locales, drones y misiles impactaron áreas residenciales y estratégicas, dejando a miles de ucranianos sin electricidad ni acceso a servicios básicos. La situación generó condena global, y organizaciones internacionales instaron a detener los ataques y priorizar el diálogo.
Desde Nueva Jersey, Trump insistió en la necesidad de avanzar hacia un cese al fuego inmediato y cuestionó duramente el papel de Putin en el conflicto. “No me gusta lo que Putin está haciendo, ni siquiera un poco. Está matando gente. Y algo le pasó a este tipo, y no me gusta”, reiteró. La falta de avances en las negociaciones, sumada a la creciente violencia, pone en entredicho la posibilidad de un acuerdo en el corto plazo.
En contraste con su conocida diplomacia hacia Putin durante su mandato, Trump ahora parece adoptar un tono más confrontativo, probablemente influido por el contexto electoral y la presión mediática. Al condenar públicamente a Putin, intenta mostrarse como un líder firme capaz de denunciar la brutalidad y defender los intereses de Estados Unidos y sus aliados.
Por su parte, Zelenski sigue pidiendo apoyo internacional y presiona a Occidente para que intensifique las sanciones contra Rusia y refuerce la asistencia a Ucrania. La resistencia ucraniana se mantiene, a pesar del alto costo humano y material, y la voluntad de negociar parece chocar una y otra vez con la estrategia agresiva de Moscú.
El escenario, marcado por la violencia y la falta de avances diplomáticos, proyecta una guerra que difícilmente tendrá un final inmediato. Las palabras de Trump, aunque reflejan indignación y condena, muestran también la complejidad de ejercer presión efectiva sobre un líder como Putin, que parece dispuesto a escalar aún más el conflicto.
La comunidad internacional observa con creciente preocupación mientras Ucrania intenta resistir y Estados Unidos busca, a través de figuras como Trump, mantener la presión sobre Rusia. La pregunta clave sigue siendo si esta combinación de condenas y diplomacia podrá revertir la violencia y abrir el camino hacia una paz verdadera.