Tras semanas de intensas negociaciones y divisiones internas, la Cámara de Representantes aprobó por un estrechísimo margen de 215 votos a favor y 214 en contra el ambicioso proyecto de ley impulsado por el presidente Donald Trump, bautizado como el “Gran, Maravilloso” plan legislativo. La votación, plagada de suspense hasta el último segundo, marca un triunfo para el mandatario republicano, quien se involucró personalmente en los intercambios con las distintas facciones del Partido Republicano para destrabar el texto.
La clave del éxito legislativo estuvo en la intervención directa del presidente Trump, quien, según fuentes parlamentarias, realizó llamadas uno a uno a varios legisladores del Freedom Caucus y de otros bloques reacios. Su involucramiento resultó decisivo para que una mayoría del ala más conservadora cediera, aunque no sin reservas. Andy Harris, líder del grupo ultraconservador, marcó presencia simbólica en la votación y declaró: “Solo lo hago por respeto al presidente. Esta ley aún no hace lo suficiente para frenar el despilfarro del Medicaid”.
Por su parte, los congresistas Thomas Massie y Warren Davidson se desmarcaron completamente del bloque oficialista. Ambos votaron en contra y argumentaron que el proyecto, aunque con “buenas intenciones”, dilata los recortes necesarios para reducir el déficit, permitiendo que este siga creciendo en el corto plazo. “Es una patada al problema hacia adelante”, reprochó Massie.
A pesar de las críticas, el ambiente en la bancada republicana fue de júbilo. Mike Johnson, presidente de la Cámara, no pudo ocultar su satisfacción al haber cumplido su promesa de aprobar la norma antes del Memorial Day. “Es una victoria de liderazgo y unidad. Demostramos que el Partido Republicano puede actuar con decisión en favor del pueblo estadounidense”, declaró a la prensa.
En un comunicado oficial, Johnson describió la legislación como “transformadora y generacional”, asegurando que reducirá el gasto público, bajará los impuestos de forma permanente, fortalecerá la frontera, impulsará la independencia energética y mejorará la eficiencia del gobierno. Según el speaker, se trata del paquete de reformas más significativo desde la era Reagan.
Los demócratas, sin embargo, no comparten el entusiasmo. Hakeem Jeffries, líder de la minoría, denunció que se trata de una “estafa fiscal” que desmantelará la red de seguridad social. “Este proyecto dejará a 14 millones de personas sin cobertura médica, subirá los costos para millones más, cerrará hospitales y residencias, y provocará muertes innecesarias en todo el país”, advirtió con dureza.
Desde el ala demócrata se acusó a los republicanos de utilizar la reducción del déficit como excusa para desmantelar servicios públicos esenciales, al tiempo que otorgan recortes fiscales masivos a grandes corporaciones y rentas altas. “Es Robin Hood al revés”, dijo un congresista demócrata de California. “Le quitan al pobre para dárselo al rico”.
A pesar del paso superado en la Cámara, el “Gran, Maravilloso” proyecto de ley aún enfrenta obstáculos relevantes en el Senado, donde incluso algunos republicanos han expresado dudas. El líder de la mayoría republicana en la Cámara Alta, John Thune, anticipó que se introducirán enmiendas para corregir disposiciones problemáticas. “Apoyamos la visión del presidente, pero algunos ajustes son imprescindibles para garantizar la sostenibilidad fiscal”, afirmó.
El tiempo, sin embargo, juega en contra. El secretario del Tesoro, Scott Bessent, lanzó una advertencia contundente: si el Congreso no aprueba la ley con un incremento del techo de la deuda antes de mediados de julio, Estados Unidos se enfrentará a un default financiero con graves consecuencias económicas a nivel global. De ahí que la administración Trump haya marcado el 4 de julio como fecha límite para que el presidente estampe su firma y convierta la propuesta en ley.
Mientras tanto, la maquinaria política se prepara para semanas de intensas discusiones en el Senado. La Casa Blanca espera que los republicanos cierren filas y, con eventuales votos demócratas moderados, se pueda alcanzar una mayoría. Los detractores, por su parte, aseguran que harán todo lo posible por detener lo que consideran un “golpe a los derechos sociales” disfrazado de reforma fiscal.
En medio de una campaña electoral que ya calienta motores, Trump celebra una victoria legislativa que le permite presentarse como un presidente eficaz, decidido y capaz de unificar a su partido. El futuro de su “Gran, Maravilloso” plan ahora está en manos del Senado, en una carrera contrarreloj con sabor a revancha política y consecuencias económicas de largo alcance.