La República Dominicana celebra un logro histórico: en 2024, superó la barrera de los 11 millones de turistas, consolidándose como líder indiscutible del turismo en la región del Caribe. En contraste, Cuba, una isla que antaño fue sinónimo de encanto tropical, enfrenta una crisis sin precedentes en su industria turística, con una caída estrepitosa en el número de visitantes y una infraestructura que no logra recuperarse tras la pandemia. Este contraste pone en evidencia dos caminos radicalmente opuestos en la gestión del turismo y el desarrollo económico.
El Éxito Turístico de República Dominicana
El turismo dominicano continúa su trayectoria ascendente, batiendo récord tras récord. En un evento celebrado en el aeropuerto de Punta Cana, el ministro de Turismo, David Collado, recibió al visitante número 11 millones, Bruce Pirt, quien destacó la belleza del país, calificándolo como “un lugar maravilloso”. Esta cifra marca un crecimiento significativo respecto a los 10 millones de visitantes alcanzados en 2023.

Este éxito no solo resalta la belleza natural y la hospitalidad dominicana, sino también el compromiso del gobierno con el desarrollo del turismo. Con una contribución de 26.000 millones de dólares al PIB y la generación de 949.000 empleos directos e indirectos en 2024, la República Dominicana ha demostrado ser un modelo de gestión eficiente y estratégica en la industria turística.
Inversiones constantes en infraestructura, promoción internacional y alianzas estratégicas con aerolíneas y operadores turísticos han sido clave para este éxito. Además, la diversidad de su oferta turística, que incluye playas, turismo ecológico, bodas, golf y patrimonio histórico, ha posicionado al país como un destino de clase mundial.
El Desastre Turístico de Cuba
En el extremo opuesto del espectro, Cuba enfrenta su peor crisis turística en décadas. En 2024, la isla apenas recibió 1,7 millones de visitantes, muy lejos de los 3,5 millones proyectados por el régimen y casi un 50 % menos que en 2019. Esta caída dramática refleja no solo la incapacidad del régimen castrista para gestionar la industria, sino también el deterioro generalizado de la calidad de vida en el país.
A diferencia de la República Dominicana, donde el sector privado y las políticas públicas trabajan en sinergia para impulsar el turismo, Cuba opera bajo el control del Grupo de Administración Empresarial S.A. (GAESA), una entidad militar plagada de corrupción y manejada por el régimen. Este control centralizado ha ahogado la innovación, desincentivado la inversión extranjera y alienado a los turistas internacionales.
La isla, que en décadas pasadas fue un ícono del turismo caribeño, ahora se encuentra sumida en apagones constantes, un sistema de salud en crisis, acumulación de basura, pobreza extrema y una creciente inseguridad. Estos problemas no solo afectan a la población cubana, sino que también disuaden a los potenciales visitantes. El encanto de La Habana Vieja y las playas de Varadero ya no son suficientes para contrarrestar las duras realidades que enfrentan los turistas en la isla.
Diferencias Clave: Gestión y Libertad Económica
El contraste entre República Dominicana y Cuba se puede resumir en dos palabras: gestión y libertad. Mientras que la República Dominicana ha apostado por una economía abierta, con incentivos para la inversión privada y el desarrollo del sector turístico, Cuba sigue atrapada en un modelo de economía centralizada y control absoluto por parte de la dictadura.
República Dominicana ha sabido diversificar su oferta turística y mantener altos estándares de calidad en sus servicios. Por el contrario, Cuba depende casi exclusivamente del turismo estatal, donde la experiencia del visitante está marcada por la precariedad de los servicios, la falta de opciones y las restricciones impuestas por el régimen.
El éxito dominicano también se refleja en su capacidad para construir alianzas internacionales, como lo demuestra el incremento de vuelos de aerolíneas extranjeras y la expansión de sus aeropuertos. En contraste, Cuba ha perdido vuelos directos desde Europa y América del Norte, además de enfrentar sanciones internacionales que limitan su capacidad de competir en el mercado global.
El Futuro del Turismo en el Caribe
El éxito de República Dominicana y el fracaso de Cuba son un claro recordatorio de cómo la gestión eficiente, la apertura económica y el respeto por las libertades individuales pueden transformar la realidad de un país. Mientras la República Dominicana se consolida como un líder turístico en la región, Cuba sigue atrapada en un modelo agotado que prioriza el control político sobre el bienestar de su pueblo.
El turismo no es solo una fuente de ingresos; también es un reflejo de las políticas internas de un país. En la República Dominicana, los turistas encuentran playas prístinas, infraestructura moderna y una experiencia acogedora. En Cuba, enfrentan apagones, precariedad y un ambiente hostil marcado por el control estatal.
A menos que Cuba abandone su modelo autoritario y abra su economía al sector privado y a la inversión extranjera, su industria turística seguirá languideciendo. Mientras tanto, la República Dominicana continuará brillando como un ejemplo de lo que es posible cuando se prioriza el desarrollo, la innovación y la libertad económica